Enrique VIII, Teodosio, El Gran Capitán, Marco Aurelio, Catalina de Aragón, Gustavo Adolfo Becquer, Fray Luis de León, Tycho Brahe, Giordano Bruno, Ana Bolena, San Juan de la Cruz, Nicolás Copérnico, William Shakespeare.
Si algo de lo que tú haces me exaspera quiere decir que tu falta también es la mía.
Hugh Prather (1938 - 2010), ecritor, poeta y pastor estadounidense.
La desconfianza es una señal de debilidad.
La gente tiende a olvidar sus deberes, pero recuerda sus derechos.
Indira Gandhi (1917 - 1984), primera ministra de India de 1966 a 1977 y de 1980 a 1984.
Por quejarse no hemos de herir, pues siempre vence quien sabe sufrir.
Infante don Juan Manuel (1282 - 1348), aristócrata y escritor español.
Uno puede hablar sobre cualquier cosa en la tierra con fogosidad, con entusiasmo, con fascinación; pero uno sólo habla con pasión cuando habla de sí mismo.
Iván Turguénev (1818 - 1883), escritor ruso.
Ambición... es la última enfermedad de las mentes nobles.
Jamás atribuyas a un rival motivos más ruines que los tuyos.
James Matthew Barrie (1860 - 1937), novelista y dramaturgo británico.
Los traicioneros son siempre desconfiados.
John Ronald Reuel Tolkien (1892 - 1973), escritor británico autor de "El Señor de los Anillos".
El que es celoso, no es nunca celoso por lo que ve; con lo que se imagina le basta.
No hay que pensar mal. El mal pensamiento es semilla en buen terreno que un día u otro sale por la boca.
Una idea fija siempre parece una gran idea, no por ser grande, sino porque llena todo un cerebro.
Jacinto Benavente (1866- 1954), dramaturgo español, Premio Nobel de Literatura en 1922.
Intencionadamente o no, se confunden siempre los jueces con la Justicia y los curas con Dios. Así se acostumbran los hombres a desconfiar de la justicia y de Dios.
Jean Baptiste Alphonse Karr (1808 - 1890), crítico, periodista y novelista francés.