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Fernando el católico, Elvis Presley, Indira Gandhi, Mao Zedong, Galileo Galilei, Aristoteles, Francisco Pizarro, Barack Obama, Moshe Dayan, Ho Chi Mihn, Valentina Terechkova, Kissinger, Platón, Isabel la católica, Leónidas Breznev.
Creedlo, para hacernos amar no debemos preguntar nunca a quien nos ama: ¿Eres feliz?, sino decirle siempre: ¡Qué feliz soy!
El amor es como don Quijote, cuando recobra el juicio es que está para morir.
El amor es como el fuego; suelen ver antes el humo los que están fuera, que las llamas los que están dentro.
El amor es lo más parecido a la guerra, y una guerra en la que es indiferente vencer o ser vencido, porque siempre se gana.
El peligro del amor no está en las flechas que nos tira, sino en la venda que nos pone.
El verdadero amor no es el que perdona nuestros defectos, sino el que no los conoce.
El verdadero amor no se conoce por lo que exige, sino por lo que ofrece.
El verdadero amor, el amor ideal, el amor del alma, es el que sólo desea la felicidad de la persona amada, sin exigirle a cambio la nuestra.
En asuntos de amor los locos son los que tienen más experiencia. De amor no preguntes nunca a los cuerdos; los cuerdos aman cuerdamente, que es como no haber amado nunca.
La estimación depende de creer o no creer en quien se estima; el amor, ésta es su tragedia, aunque no crea, ama.
Los amores son como los niños recién nacidos; hasta que lloran no se saben si viven.
No hay sentimiento que valga; el amor es una ocupación como otra cualquiera.
Jacinto Benavente (1866 - 1954), dramaturgo español, Premio Nobel de Literatura en 1922.