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Thomas Hobbes, Lord Carnarvon, Juana la Loca, Josip Broz Tito, Isaac Newton, Gerardo Mercator, Alfonso V de Aragón, Amadeo de Saboya, Henry Dunant, Ramses II, Georges Washington, Aretha Franklin, Felipe II, Jesucristo.
El amor es tan fuerte como la muerte y tan duro como el infierno. La muerte separa el alma del cuerpo, pero el amor separa todas las cosas del alma.
Eckhart de Hochheim (h. 1260 - h. 1328), místico dominico alemán, gran teólogo y filósofo.
El Amor es la fuerza más humilde, pero la más poderosa de que dispone el ser humano.
El amor es lo más grande que hay en el mundo; y sin embargo, es difícil imaginar algo más pequeño.
Mahatma Gandhi (1869 - 1948), abogado, pensador y político hindú.
El amor es lo único que da sentido en este mundo a nuestras lastimosas sendas; claro que no estoy descubriendo nada nuevo.
No se puede vivir sin amar.
Malcolm Lowry (1909 - 1957), poeta y novelista inglés.
Necesitamos más luz el uno del otro. La luz crea comprensión, la comprensión crea amor, el amor crea paciencia y la paciencia crea unidad.
Malcolm X (1925 - 1965), líder nacionalista negro y musulmán de Estados Unidos.
¿Ignoras acaso que el primer amor de un ser desdichado es un amor inmenso?
Porque te amé, porque te idolatré, por eso empiezo a odiarte. No se aborrece a una mujer sin haberla querido mucho primero.
Manuel Tamayo y Baus (1829 - 1898), dramaturgo español.
En nuestra vida sólo existe un color, como en la paleta de un artista, que ofrece el significado de la vida y el arte. Es el color del amor.
Sólo me interesa el amor, y estoy sólo en contacto con las cosas que giran alrededor del amor.
Solo tuve que abrir la ventana de mi dormitorio, y el aire azul, el amor y las flores entraron por ella.
Marc Chagall (1887 - 1985), pintor surrealista francés de origen judío-bielorruso.
Cuando se está enamorado, el amor es tan grande que no cabe en nosotros: irradia hacia la persona amada, se encuentra allí con una superficie que le corta el paso y le hace volverse a su punto de partida; y esa ternura, que nos devuelve el choque, nuestra propia ternura, es lo que llamamos sentimientos ajenos, y nos gusta más nuestro amor al tornar que al ir, porque no notamos que procede de nosotros mismos.
Marcel Proust (1871 - 1922), escritor francés.