Gorbachov, Samuel Beckett, Mary Shelley, Juan XXIII, Benito Juárez, Anna Frank, Americo Vespucio, Isabel de Braganza, Howard Carter, Tomás Moro, Rosa Luxemburgo, Neil Armstrong, Eduardo VII, Edmund Hillary.
El glamour no puede existir sin que sea considerado como una emoción normal, un sentimiento personal de envidia social.
John Peter Berger (1926 - 2017), crítico de arte, pintor y escritor inglés.
La fama no es una planta que crezca en suelo mortal.
John Milton (1608 - 1674), poeta inglés.
La crítica es el impuesto que un hombre paga al público por ser famoso.
Los hombres que vivieron sin conquistar un renombre son los principales héroes es la lista sagrada de la gloria.
Jonathan Swift (1667 - 1745), escritor satírico irlandés.
No he cultivado mi fama, que será efímera.
Jorge Luis Borges (1899 - 1986), escritor argentino.
Hay miserables afanes de popularidad, más denigrantes que el servilismo.
José Ingenieros (1877 - 1925), médico, psiquiatra y sociólogo ítalo-argentino.
Podemos buscar la felicidad en el triunfo, en la fama, en los honores. Pero ¿no es todo eso sino pura vanidad, en definitiva nada o casi nada?
José Luis López Aranguren (1909 - 1996), filósofo español.
El oficio nos da el pan, cierto es, pero no vendrá de ahí la fama.
Felizmente la gente famosa no es tanta.
José Saramago (1922 - 2010), escritor portugués y Premio Nobel de Literatura en 1998.
Sólo quien reconoce la grandeza ajena puede ser grande, y que los que discuten la gloria de otros carecen del derecho a disfrutar la propia.
Juan Emilio Bosch Gaviño (1909 -2001), político, pedagogo y escritor dominicano.
Cada uno de nosotros es, incluso desde el vientre de nuestra madre, un maestro artesano de ídolos.
Jean Cauvin (1509 - 1564), conocido como Johannes Calvinus, teólogo francés.
No quiero imponer mi presencia al público durante demasiado tiempo. La gente se cansa de ver siempre las mismas caras.
Juan Manuel Fangio (1911 - 1995), piloto argentino de Fórmula 1, campeón mundial 5 veces.