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Abraham Lincoln, Simone Weil, Napoleón, Marx, Marie Curie, Richelieu, Allende, Gorbachov, Samuel Beckett, Mary Shelley, Juan XXIII, Benito Juárez, Anna Frank, Americo Vespucio.
Herir al corazón es crearlo.
Mi corazón me duele a mí. Y no debiera dolerme a mí, porque no vive de mí, ni vive para mí.
Nadie entiende que lo has dado todo. Debes dar más.
No me hables. Quiero estar contigo.
No tienes nada y me darías un mundo. Te debo un mundo.
Si amas al sol que te alumbra, tal vez amas y si amas al insecto que te muerde, amas.
Sí, me apartaré. Prefiero lamentarme de tu ausencia que de ti.
Antonio Porchia (1885 - 1968), poeta ítalo-argentino.
Amor es, en consecuencia, el nombre para el deseo y la búsqueda de la totalidad.
Aristófanes (444 a. C. - 385 a. C.), dramaturgo griego.
¿Se puede recordar el amor? Es como evocar un perfume de rosas en una bodega. Puede recordarnos la imagen de una rosa pero no su perfume.
Arthur Asher Miller (1915 - 2005), dramaturgo y guionista estadounidense.
¿Has comprendido? ¿Has perdonado? ¿Has olvidado? ¡No te confundas! Lo que pasa es que has dejado de amar.
Dos personas que se proponen entenderse la una a la otra hasta lo más hondo son como dos espejos frente a frente que se arrojan sin pausa, cada vez desde más lejos, sus propias imágenes, desesperados por ver más, hasta perderse en el horror de una distancia irremediable.
En las relaciones amorosas hay dos fases que se suceden casi sin solución de continuidad: una, en la que después de las discusiones es mejor reconciliarse de inmediato, ya que al fin y al cabo el reencuentro no puede aplazarse demasiado; y otra en la que conviene aprovechar la primera discusión que se tercie como pretexto para la ruptura, ya que esta es inevitable.
Arthur Schnitzler (1862 - 1931), médico, narrador, dramaturgo y novelista austríaco.