Sigmund Freud, Rousseau, Konrad Adenauer, Charles Darwin, Nefertiti, Cervantes, Carlos I de España, Jorge III de Inglaterra, Thomas Malthus, Vasco da Gama, Constantino I, Malcolm X, Linus Pauling, David Livingstone.
No quiero que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre sí mismas.
Mary Shelley (1793 - 1851), escritora británica.
Como desde la infancia se les enseña que la belleza es el cetro de la mujer, la mente se adapta al cuerpo y, vagando por su jaula dorada, solo busca adornar su prisión.
Es inútil esperar virtud de las mujeres hasta que sean en cierta medida independientes de los hombres.
Fortalezcamos la mente femenina ensanchándola y será el final de la obediencia ciega; pero como el poder busca la obediencia ciega, los tiranos y los sensualistas están en lo cierto cuando tratan de mantener a la mujer en la oscuridad, porque el primero solo quiere esclavos y el último un juguete.
Hagamos a las mujeres criaturas racionales y ciudadanas libres, y rápidamente se volverán buenas esposas y madres, esto es, si los hombres no descuidan los deberes de maridos y padres.
Hasta que no se eduque a las mujeres de modo más racional, el progreso de la virtud humana y el perfeccionamiento del conocimiento recibirán frenos continuos.
Lamento que las mujeres sean sistemáticamente degradadas al recibir las atenciones insignificantes que los hombres consideran varonil otorgar al sexo, cuando en realidad apoyan insultantemente su propia superioridad.
Las desigualdades entre los hombres y las mujeres son tan arbitrarias como las referidas al rango, la clase o los privilegios; todas aquellas que el racionalismo ilustrado había criticado e identificado.
Las mujeres solo deben doblegarse a la autoridad de la razón, en lugar de ser las modestas esclavas de la opinión.
Las mujeres, confinadas en jaulas como la raza emplumada, no tienen nada que hacer sino acicalarse el plumaje y pasearse de percha en percha. Es cierto que se les proporciona alimento y ropa sin que se esfuercen o tengan que dar vueltas; pero a cambio entregan salud, libertad y virtud.
No deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre sí mismas.
Que mi propio sexo me disculpe si trato a las mujeres como criaturas racionales en vez de hacer gala de sus gracias fascinantes y considerarlas como si se encontraran en un estado de infancia perpetua, incapaces de valerse por sí solas.
Mary Wollstonecraft (1759 - 1797), "madre del feminismo", escritora y filósofa inglesa.