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Gorbachov, Samuel Beckett, Mary Shelley, Juan XXIII, Benito Juárez, Anna Frank, Americo Vespucio, Isabel de Braganza, Howard Carter, Tomás Moro, Rosa Luxemburgo, Neil Armstrong, Eduardo VII, Edmund Hillary.
Un poco de rebelión de vez en cuando es buena cosa.
Thomas Jefferson (1743 - 1826), tercer presidente de los Estados Unidos.
Cuando la lucha entre facciones es intensa, el político se interesa, no por todo el pueblo, sino por el sector a que él pertenece. Los demás son, a su juicio, extranjeros, enemigos, incluso piratas.
El mejor gobierno es el que desea hacer feliz al pueblo y sabe cómo lograrlo.
El objeto de la oratoria no es sólo la verdad, sino también la persuasión.
El político debe hablar y obrar muchas veces sin haber pensado ni leído.
En política, como en religión, hay devotos que manifiestan su veneración por un santo desaparecido convirtiendo su tumba en un santuario del crimen.
Los más viles ejemplares de la naturaleza humana se encuentran, en todas las épocas, entre los demagogos.
Los políticos interesados se preocupan mucho más de la seguridad de sus puestos que de la seguridad de su país.
Mal gobierno es el que exprime al pueblo dándole poco a cambio.
Somos libres, somos civilizados, lo que vale de poco, si impedimos a cualquier fragmento de la raza humana de participar en igual medida de la libertad y la civilización.
Un Gobierno no debe hacer rico al pueblo, sino protegerlo mientras se enriquece por sí mismo.
Una buena Constitución es infinitamente mejor que el mejor déspota.
Thomas Macaulay (1800 - 1859), historiador y político británico.