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Abraham Lincoln, Simone Weil, Napoleón, Marx, Marie Curie, Richelieu, Allende, Gorbachov, Samuel Beckett, Mary Shelley, Juan XXIII, Benito Juárez, Anna Frank, Americo Vespucio.
Las lenguas de los que critican son como las patas de las moscas, aterrizan en cualquier cosa que encuentran.
Las palabras ásperas hieren más de una flecha envenenada.
Máximas del acervo popular africano.
Después de haber soltado la palabra, ésta te domina. Pero mientras no la has soltado, eres su dominador.
La herida causada por la lanza puede curar, pero la causada por la lengua es incurable.
No digas todo lo que sabes, no hagas todo lo puedes, no creas todo lo oyes, no gastes todo lo que tienes; porque: el que dice todo lo que sabe, el que hace todo lo que puede, el que cree todo lo que oye, el gasta todo lo que tiene, en muchas ocasiones dice lo que no conviene, hace lo que no debe, juzga lo que no ve, gasta lo que no puede.
Tu lengua es como un león; si la guardas contigo, te defenderá, pero si la dejas escapar terminará por devorarte.
Máximas del acervo popular árabe.
Con la primera copa el hombre bebe vino; con la segunda el vino bebe vino, y con la tercera, el vino bebe al hombre.
Piensa mucho, habla poco, escribe menos.
Si pierdes el caballo, puedes recuperarlo; pero si pierdes la palabra, es para siempre.
Si vas a creerte todo lo que lees, mejor no leas.
Máximas del acervo popular japonés.
Antes de criticar a alguien asegúrate de que no tengas la nariz manchada de tsampa.
No desprecies ni a un rey pequeño ni a una corriente débil.
Máximas del acervo popular tibetano.