Juan Pablo II, Pedro de Valdivia, Ghandi, Alfred Nobel, Lula da Silva, Martin Lutero, Simone de Beauvoir, Alfonso XIII, Pablo VI, Fernando VII, Fidel Castro, Frida Kahlo, Hernán Cortés, Yuri Gagarin, Sócrates.
No hay desgracias para los corazones débiles. La desgracia quiere un corazón fuerte.
Fiódor Dostoievski (1821 - 1881), novelista ruso.
La adversidad depende menos de los males que sufrimos que de la imaginación con que los padecemos.
François de Salignac de la Mothe (1651 - 1715), poeta y escritor francés, alias Fénelon.
Bebed si sois felices, pero nunca si sois desgraciados.
Gilbert Keith Chesterton (1874 - 1936), escritor británico.
La desdicha, como la piedad, puede convertirse en un hábito.
Henry Graham Greene (1904 - 1991), escritor inglés.
No son las grandes desgracias las que debemos temer en la vida, sino las pequeñas. Más temo a los piquetes de aguja que a los sablazos.
Gustave Flaubert (1821 - 1880), escritor francés.
En cuanto sucede una desgracia, siempre hay un amigo que viene a contárnosla y a escarbar nuestro corazón con un puñal.
La desgracia provoca en ciertas almas un desierto en el que clama la voz de Dios.
Las almas grandes siempre están dispuestas a hacer una virtud de una desgracia.
Las desgracias sufridas durante la infancia siempre dan cordura.
Se exageran de igual modo la desgracia y la felicidad; nunca somos tan desgraciados ni tan dichosos como se dice.
Honoré de Balzac (1799 - 1850), escritor francés.
En la vida, lo más triste, no es ser del todo desgraciado, es que nos falte muy poco para ser felices y no podamos conseguirlo.
No debe despreciarse ninguna ocasión de aparentar que se es muy desgraciado, porque así te odian menos, te compadecen un poco y te atienden algo.
Jacinto Benavente (1866- 1954), dramaturgo español, Premio Nobel de Literatura en 1922.