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Oliver Cromwell, Mozart, Johannes Keppler, Adolfo Suárez, Cristina de Suecia, Felipe V de Borbón, Bena, Nicolae Ceaucescu, Miguel Hidalgo, Reza Pahlevi, Bernardo OHiggins, Lech Walesa, Duque de Wellington, Alejandro Magno.
A veces me asombro de cómo la gente puede arreglárselas para vivir, para levantarse cada día, para soportar la angustia de las noches sin escribir.
Pero no te recuperas nunca, ese es el error: uno no se recupera, uno se reinventa.
Sentí ese desfallecimiento singular que uno a veces percibe cuando se asoma a depende qué precipicios, a depende qué ojos.
Somos palabras en busca de sentido.
Tal vez la rutina nos ciegue y solo veamos lo que creemos ver.
Todos llevamos dentro nuestro propio infierno.
Todos llevamos nuestra posible perdición pegada a los talones.
Rosa Montero Gayo (1951 - ), escritora y periodista española.
Para qué querré yo la vida cuando no tenga juventud.
Rubén Darío (1867 - 1916), poeta, periodista y diplomático nicaragüense.
Pero las rosas se marchitan y se acabará el verano y las promesas de amor serán rotas. Por eso nunca jures amor, O, si lo haces, recuerda que ninguna promesa dará eternidad a la rosa ni impedirá que el sol se ponga, ni traerá un segundo verano.
Safo de Lesbos o de Mitilene (cerca de 650/610 a. C. - 580 a. C.), poetisa griega de la época arcaica.
Siempre encontramos alguna cosa que nos produce la sensación de existir.
Samuel Beckett (1906 - 1989), dramaturgo, novelista, crítico y poeta irlandés.
Tenemos que conformarnos con lo que somos, y ser conscientes de que a cambio de esta sabiduría no recibiremos ningún galardón de la vida: no nos pondrán ninguna condecoración por saber y aceptar que somos vanidosos, egoístas, calvos y tripudos; no, hemos de saber que por nada de eso recibiremos galardones ni condecoraciones. Tenemos que soportarlo, éste es el único secreto.
Uno también construye lo que le ocurre. Lo construye, lo invoca, no deja escapar lo que le tiene que ocurrir. Así es el hombre. Obra así incluso sabiendo o sintiendo desde el principio, desde el primer instante, que lo que hace es algo fatal. Es como si se mantuviera unido a su destino, como si se llamaran y se crearan mutuamente. No es verdad que la fatalidad llegue ciega a nuestra vida, no. La fatalidad entra por la puerta que nosotros mismos hemos abierto, invitándola a pasar.
Sándor Károly Henrik Grosschmid de Mára (1900 - 1989), novelista, periodista y dramaturgo húngaro.