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Sigmund Freud, Rousseau, Konrad Adenauer, Charles Darwin, Nefertiti, Cervantes, Carlos I de España, Jorge III de Inglaterra, Thomas Malthus, Vasco da Gama, Constantino I, Malcolm X, Linus Pauling, David Livingstone.
¿Qué es la verdad? Para la masa, es la que a diario lee y oye. Ya puede un tonto recluirse y reunir razones para establecer "la verdad": seguirá siendo simplemente su verdad. La otra, la verdad pública del momento, la única que importa en el mundo efectivo de las acciones y de los éxitos, es hoy un producto de la prensa. Lo que ésta quiere es la verdad. Sus jefes producen, transforman, truecan verdades. Tres meses de labor periodística, y todo el mundo ha reconocido la verdad. Sus fundamentos son irrefutables mientras haya dinero para repetirlos sin cesar.
Cuando se le da rienda suelta al pueblo -masa de lectores- se precipita por las calles, se lanza sobre el objetivo señalado, amenaza, ruge, rompe. Basta un gesto al estado mayor de la prensa para que se apacigüe y serene.
Oswald Spengler (1880 - 1936), filósofo e historiador alemán
El periodista es un hombre que se ha equivocado de carrera.
La prensa no es la opinión pública.
Otto von Bismarck (1915 - 1898), estadista y político alemán, artífice de la unificación alemana.
¡Ay! Te conozco...Tienes demasiadas ideas...El periodista es un hombre de acción: ¡Menos libros, pues, y más gimnasia!
Además, para educar un público hay que comenzar por tenerlo, y para tenerlo hay que halagarlo. ¿O es que te resignas a ser el único suscriptor? Un gran diario, es decir, un diario con un gran público, es un partido; cada vintén (moneda uruguaya de dos centésimos) representa un voto. Y se trata de electores que dan su voto y dinero encima: ninguna política consigue tanto.
Claro que un diario político es diario de una minoría, y lo mismo si es científico o literario, o religioso. Una tendencia moral o intelectual definida disminuirá inmediatamente la tirada.
Del hecho parten el sabio, el esteta y el moralista que desprecian la prensa, y con el hecho se contenta la enorme mayoría cuya sola cultura es la prensa, y que no va más allá de la sensación y de la imagen corriente. Un gran diario no ha de encerrar sino hechos, o que parezcan tales.
El periodismo es la síntesis y el comercio de la curiosidad. Pero mientras la curiosidad del pensamiento y del bien es rara, la curiosidad del hecho es general porque es instintiva. Lo indispensable es el hecho.
La esencia del periodismo es dramática. El periodista auténtico oculta lo suyo y revela lo ajeno; reúne en sí las vibraciones dispersas y las transmite; semejante al cómico, desaparece bajo la realidad que nos transfiere.
No tengas otro programa que presentar el máximo de hechos recientes y distintos. Preséntalos con simplicidad; no te olvides de que tu lector es simple -por lo menos en tanto que te lee-. Huye de toda elevación. Elevar fatiga, y tu público es débil de cascos. No soporta sino el desfile de los hechos brutos; su afición se detiene en lo pintoresco; su delicia es la verdad en folletín. De ahí la desmesurada importancia del deporte y de los crímenes.
Un diario vive del número; si se aparta de lo vulgar está perdido.
Rafael Barrett (1876 - 1910), escritor y filósofo-político español afincado en Paraguay.