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Luis XVI, Pedro I el Grande, Miguel de Unamuno, Rudyard Kipling, Isabel II de España, Carl von Linneo, Vivaldi, Vicealmirante Nelson, María Antonieta, Blaise Pascal, Jean-Paul Marat, Godoy, Imanuel Kant, Beethoven.
Los hombres son como los relojes: buenos, sirven mucho tiempo; malos, nadie puede repararlos.
Me quejo de no haber sido más de lo que he sido. ¿Es poco? ¿Tengo yo la culpa?
No podemos ir más allá de nosotros mismos. Tenemos límites. Los sentimos como deben sentir los muertos las tablas de su ataúd. Más allá está la tierra.
Porque creo en el hombre, en el hombre de carne, hueso y libertad, soy optimista. Pasará lo que tiene que pasar, pero el mundo no se salvará por comunista o capitalista, sino por humano.
Siempre se es el traidor de alguien.
Max Aub Mohrenwitz (1903 - 1972), escritor español exiliado en México durante tres décadas.
Aquel que está satisfecho con lo que es y con lo que tiene, no quiere cambiar el estado de las cosas.
El pueblo es un ser superior al individuo, es el espíritu del pueblo.
El verdadero hombre es la nación; el individuo es siempre un egoísta. Despojaos, pues, de esa individualidad que os aísla, de ese individualismo que no respira más que desigualdad egoísta y discorde y consagraos enteramente al verdadero hombre, a la nación, al Estado.
Lo divino es la causa de Dios; lo humano, la causa del hombre. Mi causa no es divina ni humana, no es ni lo Verdadero, ni lo Bueno, ni lo Justo, ni lo Libre, es lo mío, no es general, sino única, como Yo soy Único.
Más vale el hombre que se niega a todo y a todos, que aquel que consiente siempre.
Nada es más para mi que yo mismo.
Tienes el derecho de ser lo que tú tienes poder de ser. Sólo de mí deriva todo derecho y toda justicia: tengo el derecho de hacerlo todo, en tanto que tengo el poder para ello.
Johann Kaspar Schmidt (1806 - 1856), conocido como Max Stirner, filósofo alemán autor de El único y su propiedad.