Nicolae Ceaucescu, Miguel Hidalgo, Reza Pahlevi, Bernardo OHiggins, Lech Walesa, Duque de Wellington, Alejandro Magno, Sigmund Freud, Rousseau, Konrad Adenauer, Charles Darwin, Nefertiti, Cervantes, Carlos I de España.
Aquellos que anuncian que luchan en favor de Dios son siempre los hombres menos pacíficos de la Tierra. Como creen percibir mensajes celestiales, tienen sordos los oídos para toda palabra de humanidad.
Stefan Zweig (1881 - 1942), escritor austríaco.
No existe nada potencialmente más sucio que una guerra escondida.
Susan Sontag (1933 - 2004), escritora estadounidense.
Puede ser un héroe tanto el que triunfa como el que muere, pero jamás el que abandona el combate.
Thomas Carlyle (1795 - 1881), historiador, crítico social y ensayista británico.
La guerra no consiste sólo en la batalla sino en la voluntad de contender.
Las nociones de rectitud e ilicitud, justicia e injusticia, no tienen lugar en la guerra.
Thomas Hobbes (1588 - 1679), filósofo y político inglés.
La guerra es una huida cobarde de los problemas de la paz.
Thomas Mann (1875 - 1955), escritor alemán nacionalizado estadounidense y Nobel en 1929.
La guerra consiste no solamente en las armas, sino también en el dinero, por medio del cual las armas pueden ser útiles y muy provechosas.
Los fuertes hacen lo que desean y los débiles sufren sus abusos.
Tucídides (460 aC. - 390 aC.), historiador y militar ateniense.
Todos los hombres son culpables ante una madre que ha perdido a un hijo en la guerra; y a lo largo de la historia de la humanidad todos los esfuerzos que han hecho los hombres por justificarlo han sido en vano.
Vasili Semiónovich Grossman (1905 - 1964), periodista y escritor soviético.
El que tras vencer se venga, es indigno de la victoria.
La civilización en lugar de suprimir la barbarie, la perfecciona.
Lo extraordinario de las guerras es que cada jefe de asesinos manda bendecir sus banderas e invocar solemnemente a Dios antes de lanzarse a exterminar a su prójimo.
Voltaire (1694 - 1778), escritor, historiador y filósofo francés.