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Enrique VIII, Teodosio, El Gran Capitán, Marco Aurelio, Catalina de Aragón, Gustavo Adolfo Becquer, Fray Luis de León, Tycho Brahe, Giordano Bruno, Ana Bolena, San Juan de la Cruz, Nicolás Copérnico, William Shakespeare.
Hay ciertos defectos que, bien manejados, brillan más que la misma virtud.
Hay personas a quienes sientan bien los defectos, y otras que resultan insoportables con sus buenas cualidades.
Hay poca gente lo bastante cuerda que prefiera la censura provechosa a la alabanza traidora.
La confesión de los pequeños defectos es frecuentemente un deseo de dar a entender que no tenemos otros mayores.
La envidia es más irreconocible que el odio.
La hipocresía es una reverencia del vicio ante la virtud.
Las personas débiles no son, generalmente, sinceras.
Lo que demuestra que los hombres conocen sus errores mejor de lo que suele creerse, es que nunca se acusan de nada cuando se les oye hablar de sí mismos.
Los defectos del alma, como las heridas del cuerpo, siempre dejan cicatriz y peligro de volver a abrirse.
Los que ponen demasiado empeño en las cosas pequeñas, por lo común se hacen incapaces de hacer las grandes.
Más traiciones se cometen por debilidad que por un propósito firme de traicionar.
Nuestra envidia dura más que la felicidad de aquellos a quienes envidiamos.
Francisco VI, duque de La Rochefoucauld (1613 - 1680), escritor, aristócrata y militar francés.