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Tuthankhamón, Che Guevara, Marco Aurelio, Flemming, Einstein, Churchill, Colón, Madre Teresa de Calcuta, Abraham Lincoln, Simone Weil, Napoleón, Marx, Marie Curie, Richelieu, Allende.
Las alturas de la popularidad y el patriotismo aún son el camino trillado hacia el poder y la tiranía; la lisonja, hacia la perdición; los ejércitos en armas, hacia el gobierno arbitrario; y la gloria de Dios, hacia los intereses temporales del clero.
Nada es más sorprendente que ver la facilidad con que los muchos son gobernados por los pocos.
David Hume (1711 - 1776), filósofo empirista escocés.
Las elecciones, a veces, son la venganza del ciudadano. La papeleta es un puñal de papel.
No se pueden alimentar hambrientos con estadísticas.
David Lloyd George (1863 - 1945), político y primer ministro británico entre 1916 y 1922.
Los miserables que acceden a los cargos, cuanto más indignos son al llegar a ellos tanto más ociosos se hacen y más se llenan de insensatez y de engreimiento.
Demócrito de Abdera (h. 460 a.C. - h. 370 a.C.), matemático y filósofo griego presocrático.
Toda palabra es vana y vacía a menos que vaya acompañada de hechos.
Demóstenes de Atenas (h. 384 a.C. - 322 a.C.), político y orador griego.
Estamos más bien desvalidos ante la propaganda totalitaria.
Denis de Rougemont (1906 - 1985), escritor y filósofo suizo.
Cuidado con el hombre que habla de poner las cosas en orden, poner las cosas en orden siempre significa poner las cosas bajo su control.
Denis Diderot (1713 - 1784), escritor y filósofo francés y editor de la primera enciclopedia.
Los políticos deberían desterrar la palabra nunca porque las cosas cambian y la paz se hace con los enemigos y no con los amigos.
Desmond Tutu (1931 - 2021), religioso y pacifista sudafricano luchador contra el Apartheid.
Hay que saber navegar con viento de proa.
La presencia de los príncipes es fecunda como la del sol... Por esto concurren tantos a las cortes, desamparando el servicio ausente, donde más ha menester el príncipe a sus ministros. El remedio será arrojar lejos el señuelo de los premios, y que se reciban donde se merecen, y no donde se pretenden, sin que sea necesario el acuerdo del memorial y la importunidad de la presencia.
Lo que se promete y no se cumple lo recibe por afrenta el superior, por injusticia el igual y por tiranía el inferior; y así, es menester que la lengua no se arroje a ofrecer lo que no sabe que puede cumplir.
Diego de Saavedra Fajardo (1584 - 1648), escritor y diplomático español.