Jorge III de Inglaterra, Thomas Malthus, Vasco da Gama, Constantino I, Malcolm X, Linus Pauling, David Livingstone, Verdi, Pablo Iglesias, Nicolás Salmerón, Isabel de Portugal, El Greco, Edmund Halley, Carl von Ossietzky.
¿Qué valor tiene una amistad si sólo amamos en la otra persona sus virtudes, su fidelidad, su firmeza? ¿Qué valor tiene cualquier amor que busca una recompensa? ¿No sería obligatorio aceptar al amigo desleal de la misma manera que aceptamos al abnegado y fiel? ¿No sería justamente la abnegación la verdadera esencia de cada relación humana, una abnegación que no pretende nada, que no espera nada del otro?
Al igual que el enamorado, el amigo no espera ninguna recompensa, ningún galardón. No idealiza a la persona que ha escogido como amiga. Conoce sus defectos y la acepta. Esto sería el ideal. Ahora hace falta saber si vale la pena vivir, si vale la pena ser hombre sin un ideal así. Y si un amigo nuestro se equivoca, si resulta que no es un amigo de verdad, ¿Podemos echarle la culpa por su carácter, por sus debilidades? ¿Qué valor tiene una amistad si sólo amamos en la otra persona sus virtudes?
Esa peculiar correspondencia de las vocaciones, de las simpatías, de los gustos, de los aprendizajes, de las emociones ata a dos personas y les asigna un mismo destino.
La amistad es la relación más noble que pueda haber entre los seres humanos.
Se puede recuperar a alguien que es infiel. Se puede recuperar a alguien que se ha ido. Pero a alguien que ni siquiera ha llegado verdadera y definitivamente... No, eso es imposible.
Sándor Károly Henrik Grosschmid de Mára (1900 - 1989), novelista, periodista y dramaturgo húngaro.
A los amigos, como a los dientes, los vamos perdiendo con los años, no siempre sin dolor.
Apártate progresivamente, sin rupturas violentas del amigo para quien representas un medio en vez de ser un fin.
Es difícil ser buen amigo de los amigos, sin ser algo enemigo de la equidad.
Evita los amigos y protectores ricos y necios. A poco que los trates, te verás convertido en su amanuense o en su lacayo.
Hay pocos lazos de amistad tan fuertes que no puedan ser cortados por un cabello de mujer.
La amistad repugna la pobreza y el dolor, como la planta la oscuridad y el aire enrarecido. Si deseas conservar amigos, ocúltales tus penurias y pesadumbres.
Nos quejamos de los amigos porque exigimos de ellos más de lo que pueden dar.
Santiago Ramón y Cajal (1852- 1934), médico español, Premio Nobel en 1906.