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Vicealmirante Nelson, María Antonieta, Blaise Pascal, Jean-Paul Marat, Godoy, Imanuel Kant, Beethoven, Gregor Mendel, Henry Morton Stanley, Louis Pasteur, Boris Yeltsin, Jerónimo, Concepción Arenal, Thomas Alva Edison.
No soy ni mucho menos ateo, pero no puedo creer todo lo que me dicen en contra de mi razón sin ser falso e hipócrita.
Napoleón Bonaparte (1769-1821), emperador francés.
Lo que un hombre llama Dios, otro lo llama las leyes de la física.
Nikola Tesla (1856 - 1943), inventor e ingeniero serbio nacionalizado estadounidense.
Dios ama más al pecador que se arrepiente que al hombre que nunca pecó.
El alma humana es pesada, se hunde en el barro de la carne.
Las puertas del cielo y el infierno son adyacentes e idénticas.
Sin Judas no hay crucifixión..., y sin crucifixión no hay resurrección.
Y cuando el cuerpo vuelve a ser polvo ¿Queda algo de lo que habíamos llamado alma? ¿O nada queda y aquella inextinguible sed nuestra de inmortalidad no se origina en que seamos inmortales, sino en que durante el breve instante en que alentamos sólo estuvimos al servicio de algo ignoto que es inmortal?
Nikos Kazantzakis (1883 - 1957), escritor y filósofo griego.
Cristianismo aplicado, hecho vivo, fue la antigua fe católica, la última de estas formas. Su omnipresencia en la vida, su amor al arte, su profunda humanidad, la indisolubilidad de sus matrimonios, su comunicabilidad, amiga de los hombres, su alegría en la pobreza, la obediencia y la fidelidad, la hacen inconfundible como auténtica religión y contienen los fundamentos de su constitución.
El cristianismo es de tres formas. Una es el elemento generador de la religión como alegría propia de toda religión. Otra, la función mediadora como fe en la omnicapacidad de todo lo terreno para ser el vino y el pan de la vida eterna. Y es la fe en Cristo, su madre y los santos. Escojan la que quieran, escojan las tres, es lo mismo, serán cristianos y miembros de una comunidad única, eterna, indeciblemente feliz.
El espíritu de Dios flota sobre las aguas y una isla celestial se hará visible primero cual morada de los nuevos hombres, cual cuenca de la vida eterna sobre las olas que refluyen.
La cristiandad tiene que hacerse de nuevo viva y eficaz, y formarse otra vez una Iglesia visible sin respetar las fronteras nacionales, que acoja en su seno a todas las almas sedientas de lo supra terrenal y se haga gustosa mediadora entre el viejo y el nuevo mundo.
Tengamos tan sólo paciencia, vendrá, tiene que venir, el tiempo sagrado de la paz perpetua, en que la nueva Jerusalén será la capital del mundo; y hasta entonces sean alegres y animosos en los peligros del tiempo, compañeros de mi fe, anuncien con la palabra y las obras el Evangelio divino y permanezcan fieles a la fe verdadera e infinita hasta la muerte.
Novalis (1772 - 1801), poeta romántico alemán.