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Garibaldi, Florence Nightingale, John Brown, Francisco Espoz, Mina, Henry Thoreau, Tadeusz Kosciuszko, Dian Fossey, Oliver Cromwell, Mozart, Johannes Keppler, Adolfo Suárez, Cristina de Suecia, Felipe V de Borbón, Benazir Bhutto.
Creer que mientras vives no estás muerto es solo una bella suposición, puesto que mucha gente muere antes de morir y no se da cuenta. He aquí algunas pruebas inapelables. Si de madrugada, despierto en la cama, estiras una pierna hacia el lado fresco de la sábana y no sientes placer, es que estás muerto. Si al abrir los ojos descubres que está el sol en la ventana y no concibes que ese es un milagro que se repite cada mañana exclusivamente en tu honor, es que estás muerto. Si no agradeces que la brisa de primavera infle los visillos y llene tu habitación de un aroma de mar, es que estás muerto. Si pese a todo, persistes en enterarte de las noticias que llenan de basura moral el mundo y las prefieres al aroma de café que te llega de la cocina, es que estás muerto. Bosteza, ráscate la espalda por debajo del pijama y prepárate para el examen ante el espejo del cuarto de baño. Si ese espejo, que lo sabe todo de ti, no te absuelve, es que estás muerto.
De momento la inmortalidad sólo la han conseguido el plástico biodegradable y las prótesis que se llevan los muertos a las tumbas.
La muerte es una neurosis humana todavía insalvable. Sobre ella se vierten salmos de tinieblas, cuentos de terror, fábulas de infiernos, paraísos y reencarnaciones.
La primera obligación de las personas consiste en no morirse, aunque las funerarias no estén de acuerdo.
Nos mata el oxígeno. Morimos porque al respirar nos quemamos.
Sólo resucitan los que han muerto bien.
Todos los muertos vuelven si los llama el amante con la fuerza necesaria.
Vamos a estar tanto tiempo muertos que no hay por qué precipitarse.
Manuel Vicent Recatalá (1936 - ), escritor y articulista español.
Decimos, es verdad, que la hora de la muerte es incierta; pero cuando decimos esto nos representamos esa hora como situada en un espacio vago y lejano, no pensamos que tenga una relación cualquiera con la jornada ya empezada y que pueda significar que la muerte —o su primera toma de posesión parcial de nosotros, después de la cual ya no nos dejará— pueda producirse esa misma tarde, tan poco incierta, esta tarde en la que el uso de todas las horas ya está perfectamente establecido.
Marcel Proust (1871 - 1922), escritor francés.
No muere el hombre si su muerte vive.
Saber morir es la primera fortuna para los hombres.
Marco Anneo Lucano (39 - 65), poeta romano nacido en Corduba, en la Bética española.
La pérdida no es otra cosa que un cambio, y el cambio es el deleite de la naturaleza.
Marco Aurelio Antonino Augusto (121-180), emperador romano y filósofo estoico.